Incontrolable especulación

A diario vemos que los precios de la canasta básica familiar se incrementan. Para una familia de bajos recursos, cada vez es más difícil adquirir productos tan básicos como la papa o aceite.

Las razones de esta situación son varias, desde influencias externas como internas. 

Para empezar, tenemos la nefasta gestión del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego para la compra de fertilizantes, que todo parece indicar que este año no llegarán. 

Por otro lado, ante la falta y el alto precio de los fertilizantes, muchos agricultores se han visto afectados. 

Algunos no están sembrando este año, mientras que otros están sembrando en parcelas más pequeñas. Como resultado, se ha previsto una reducción en la producción de las cosechas de los agricultores.

Otro factor es el de la especulación, el cual muchos intermediarios están aprovechando la coyuntura para subir los precios de los productos. Es por ello que la papa amarilla en Huánuco está entre 4 y 6 soles.

Esto definitivamente es una burbuja de inestabilidad que es muy probable que se desinfle en poco tiempo.

Ese patrón ya lo hemos vivido hace poco, aproximadamente, hace dos meses, cuando el costo de las frutas sufrieron un incremento similar. Por decir, un plátano costaba un sol al menudeo, pero paulatinamente fue bajando.

Ahora debemos de tener en cuenta también el poder de compra del consumidor. 

Si, actualmente, la papa amarilla sigue subiendo, lo mejor es buscar productos sustitutos o alternativos y sobre todo accesibles para el bolsillo de nosotros los consumidores. 

Hay que consumir la yuca, la pituca, ocas y otros tubérculos que pueden reemplazar a las siempre agradables papas amarillas. 

Más aún, Huánuco se jacta de tener muchas variedades de la papa nativa y ahora es una gran oportunidad para los productores de ofrecerla y para nosotros de adquirirla.

Esperemos que en algún momento esto se normalice y se pueda disminuir la especulación de precios, porque el comerciante mayorista es el que acapara el mercado y se beneficia del caos, mientras que el verdadero agricultor gana mucho menos.