La costa suroccidental de Turquía sufre cientos de incendios generados por la ola de calor y fuertes vientos que azotan a la región. Según las autoridades del país, este fenómeno es el peor que ocurre en una década. El presidente Recep Tayyip Erdogan declaró las áreas afectadas como “zonas de desastre”. Los fuegos ya se han llevado la vida de ocho personas y, hasta el momento, un total de 95 000 hectáreas han sido calcinadas en 35 provincias del país.
«Hemos declarado nuestras regiones afectadas por incendios forestales como ‘áreas de desastre que afectan la vida en general’. Continuaremos tomando todas las medidas necesarias para curar las heridas de nuestra nación, compensar sus pérdidas y mejorar sus oportunidades incluso mejor que antes”, declaró el mandatario turco.
Las autoridades evacuaron a residentes y turistas afectados en pequeñas embarcaciones, automóviles y camiones. Muchos ciudadanos perdieron sus hogares y animales de granja. El ministro del Interior, Suleyman Soylu, sostuvo que solo de provincia de Mugla 10 mil personas han sido evacuadas.
Por su parte el ministro de Agricultura y Silvicultura, Bekir Pakdemirli, señaló que de los 101 incendios reportados al menos 91 ya se sofocaron. Sin embargo, la emergencia parece estar lejos de acabar. Los bomberos luchan en condiciones infernales ante vientos fuertes y secos, y altas temperaturas avivadas por el aire caliente proveniente de África. Se prevé algo que los incendios prolonguen por al menos una semana.
Diversos países de Europa enviaron ayuda a Turquía. España ayudó con el envío de dos hidroaviones y un avión de transporte. Croacia, Ucrania, Rusia y Azerbaiyán colaboraron con medios aéreos. Irán. En total, 16 aviones, 51 helicópteros y más de 5.000 efectivos están trabajando activamente en las zonas afectadas.
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