Impacto de la inteligencia artificial en las empresas

César Augusto Kanashiro Castañeda

La inteligencia artificial en las empresas se abre paso, aunque su implantación todavía es muy escasa. Aporta beneficios en todos sus procesos, gracias en parte a su interrelación con nuevas innovaciones tecnológicas, como la realidad aumentada o el Internet de las cosas.

La inteligencia artificial (IA) se puede entender como la capacidad de las máquinas para realizar tareas que suelen necesitar la implicación de la inteligencia humana. En este sentido, la IA ha ayudado a reducir la jornada laboral. De este modo, una jornada laboral de los años 70 es completada ahora por un trabajador en tan solo hora y media. Así lo señala un estudio de Adecco Group Institute.

Aunque su presencia todavía es muy incipiente, la inteligencia artificial se va abriendo camino en todos los procesos empresariales. La consultora Gartner resalta en uno de sus últimos informes que en el año 2025 el uso de la IA estará muy extendido y liderará la inversión tecnológica de las empresas. Queda clara su importancia en las empresas y su papel hegemónico a corto y medio plazo.

Pero en realidad, la aplicación de la tecnología inteligente a la empresa no es algo nuevo. Se viene realizando desde siempre, aunque a distintas escalas, teniendo su base en la automatización de procesos de trabajo en fábricas. La clave de su implementación hoy es enseñar a esas máquinas a solucionar problemas y a tomar decisiones de forma más o menos autónoma. Para lograrlo, se basa en cuatro pilares:

Algoritmos genéticos. Similares a la secuencia de pasos con la que se forma el ADN.

Redes neuronales artificiales. Con nodos de conexión que simulan el cerebro humano.

Razonamiento lógico. Equiparable al pensamiento abstracto.

Búsqueda del estado solicitado. Eligiendo entre las distintas posibilidades, algo similar a las decisiones que debe evaluar un ajedrecista antes de hacer un movimiento.

Como es evidente, el desarrollo de esta tecnología es mucho más complejo que diseñar una serie de protocolos para el movimiento de una máquina en una cadena de producción al uso. De ahí que las aplicaciones para las distintas industrias sean también muy específicas. Esto ralentiza su implementación, porque no es tan sencillo como adquirir un nuevo robot o un vehículo de serie.

Por la importancia de su desarrollo, las posibilidades de utilización en cada sector son objeto de atención por parte de los directivos de las grandes corporaciones. Sin embargo, todavía no hay una estrategia decidida para su puesta en marcha en la mayoría de las empresas.

Poco a poco se puede vislumbrar cómo será la empresa del futuro a medio plazo y cómo afectarán las nuevas tecnologías inteligentes al desempeño de sus trabajadores. Diseñar mejores estrategias y destacar sobre la competencia o conocer mejor a los clientes y a los propios productos son algunos de los beneficios. Nada desdeñable será el impacto en la vida de los empleados y en la reconfiguración del mercado laboral.

El aumento del rendimiento de los trabajadores y de la capacidad productiva de las empresas parece ser el principal beneficio de la implantación de la inteligencia artificial. Enseñar a las máquinas a encargarse de los procesos rutinarios servirá para que los trabajadores puedan aprovechar mejor su tiempo.

Pero el gran beneficio que se espera de esta tecnología tiene que ver con la mejora en el desarrollo de estrategias empresariales. Sobre el terreno, las labores que más se relacionan con la IA son las del intercambio de información y el análisis de datos desestructurados. En menor medida, serán útiles en las destrezas manuales o en la resolución de problemas en tiempo real.

Como ya sucedió cuando comenzó la robotización de la industria, la IA permitirá a las personas desarrollar capacidades menos mecánicas. A largo plazo hará que cobren mayor importancia los factores emocionales, la creatividad, la intuición o la imaginación. En el desempeño de sus tareas, cada trabajador sentirá que aporta algo diferente al resto y se podrá sentir más valorado.

La implantación de programas informáticos inteligentes servirá para dar mejores respuestas automatizadas a las demandas de los clientes. También serán útiles para conocerlos mejor y para diseñar estrategias de fidelización. Esto ya se está poniendo en práctica, por ejemplo, mediante los últimos sistemas de planificación de recursos empresariales, llamados ERP por sus siglas en inglés.

El análisis de grandes cantidades de datos que propicia la IA y sus distintas aplicaciones no solo permite gestionar un gran volumen de clientes, sino también de los productos que se les ofrecen. Conocer en profundidad todos los detalles de cada artículo, de su almacenamiento, distribución y venta es una ayuda esencial para las empresas del siglo XXI. La inteligencia artificial permitirá simplificar todos los procesos de control y gestión de los datos para brindar información relevante en tiempo real.