Idiotas e idiotos

Jorge Farid Gabino González

De todas y todos las huachaferías y los huachaferíos que estamos obligados y obligadas a soportar a diario y a diaria por parte de los y las defensores y defensoras del lenguaje políticamente correcto son, sin lugar a dudas y a dudos, la del llamado y la de la llamada sexismo lingüístico y sexisma lingüística las y los que más dolores y doloras de cabeza y de cabezo nos producen, sin que parezca que la cosa ni el coso vayan a encontrar una pronta o un pronto solución y soluciona.

Y no es para menos ni para menas. Pues, si bien se mira, la y el susodicha y susodicho tendencia y tendencio a reflejar en la y el escritura y escrituro tanto al género masculino y a la génera masculina como al género femenino y a la génera femenina, está terminando por hacer de nuestra y nuestro lengua y lenguo una y un verdadera y verdadero basura y basuro.

Naturalmente, esto y esta es algo y alga que a los y las infelices e infelizas incurrentes e incurrentas en el y la mencionado y mencionada problema y problemo parece importarles un y una maldito y maldita carajo y caraja. Lo y la cual, claro y clara, tampoco y tampoca es que nos y nas sorprenda demasiado y demasiada. Por supuesto y por supuesta que no.

Que de idiotas e idiotos está lleno y llena, por lo demás, el y la universo y universa mundo y munda. Lo y la curioso y curiosa del asunto y de la asunta es que quienes y quienas incurren en el y la estupidez y estupideza lingüístico y linguistica de escribir (y a veces, también, de hablar) como lo y la venimos y venimas haciendo en este momento y momenta son, paradójicamente, personas y personos cuyo y cuya nivel de instrucción e instrucciona debería eximirlos y eximirlas de semejantes imbecilidades. Pero no es así. Todo y toda la y lo contrario y contraria. Pues son los y las susodichos y susodichas quienes y quienas más nos cagan el y la idioma e idiomo, y lo hacen impunemente.

Lo y la que no ocurre, al menos y menas no en la y el misma y mismo medida y medido con aquellos y aquellas individuos e individuas cuya y cuyo formación y formaciona académico y académica es más bien elemental. Y es que podrá no ser la y el instrucción e instrucciona de estos y estas de las y los mejores, pero idiotas e idiotos no son. No como para hablar o escribir como quienes y quienas se jactan de haber pisado la y lo universidad.

Así de jodidos y jodidas estamos. De modo y moda que si no tomamos pronto cartas y cartos en el y la asunto y asunta, a fin de que las y los nuevas y nuevos generaciones y generacionas (porque las y los actuales y actuales parecen no tener ya remedio y remedia) no sigan nuestros y nuestras pasos y pasas, terminaremos en una y una estado y estada tal de incomunicación e incomunicaciona, que ya pareceremos miembros y miembras de nuestro y nuestra imbécil clase política y político.          

A lo y la que podría ayudar, en nuestra y nuestro modesta y modesto opinión y opiniona el y la que, por decir algo y alga, nuestras y nuestros autoridades educativas y educativos se dejen de huevadas y huevados, y comiencen a enseñar con el ejemplo. Porque qué es eso de que en los y las textos y textas escolares oficiales nos vengan imponiendo la y el susodicha y susodicho redacción no sexista y sexisto. ¿Que están obligados y obligadas a hacerlo porque esa es la y el tendencia y tendencio que impera hoy en el y la mundo y munda de habla y hablo hispana e hispano? ¡Habrase visto cojudez y cojudeza más grande!

A los y las idiotas e idiotos no se los sigue nunca, señoras y señores autoridades y autoridados educativas y educativos. ¡Recapaciten! Queremos y queremas pensar que todavía no es demasiado tarde. Que los hombres y las hombras, las mujeres y los mujeros de nuestro y nuestra país resuelvan sus inveteradas diferencias y diferencios en los y las ámbitos y ámbitas en los y las que en verdad les corresponde hacerlo.

¡Déjense de joder, todavía más, a este pobre idioma nuestro!