Las lluvias que se producen en Lima y en la costa norte del país, así como el silencio y los olvidados hechos ocurridos hace siete años en Ambo y Cancejos, en nuestro departamento, no pasaron inadvertidos para el ingeniero Erasmo Fernández Sixto, decano de la Facultad de Ingeniería Civil quien alertó a las autoridades que siempre recuerden que los huaicos e inundaciones son fenómenos naturales cíclicos y que en la historia hay antecedentes que siempre se repiten. Esto significa que los ríos y las quebradas siempre recobrarán su curso y dependiendo de la intensidad de las lluvias se pueden convertir en más peligrosas, como se puede comprobar en el norte del país donde la intensidad de las lluvias ha sobrepasado el cauce del río que la población lo fue reduciendo.
Erasmo Fernández planteó como reflexión lo que sucedió durante el incanato, en que ninguna de las capitales de los cuatro suyos se ubicaron en los valles a poca altitud de los ríos o que tuviesen quebradas porque tenían antecedentes de culturas como Moche, Chavín, Wari o incluso en Huánuco la cultura de los Chupachos y de Kotosh, que fueron arrasadas por grandes huaicos o aluviones, lo que motivó su súbita desaparición. Las nuevas civilizaciones no aprendieron de estas experiencias históricas que los incas nos dejaron como legado y por el contrario hemos hecho todo lo contrario, construyendo pueblos o ciudades como Piura, Trujillo y Huánuco en particular, que la historia enseña que siempre padecerán por estos fenómenos.
Una advertencia
El decano de la Facultad de Ingeniería Civil, explicó que las grandes inundaciones, huaicos o aluviones no son ningún castigo de Dios, son el producto del envejecimiento de la tierra o de la evolución, como quiera llamársele, porque los suelos con las lluvias cambian de características y si coinciden en un determinado tiempo se producen los huaicos que pueden traer consigo grandes desgracias. Eso ocurrió en el deslizamiento de Ambo el 1 de abril de 2010, donde los suelos morrénicos con el agua acumulada generaron un aluvión incontrolable que arrasó con árboles, viviendas y un pequeño pueblo con 67 víctimas que fueron arrastradas por la fuerza. Cancejos también tuvo las mismas características, pero como fue más pequeña la zona de deslizamiento solo se registraron cuatro víctimas.
Monitorear
lagunas
Fernández recomendó a las autoridades crear un programa de monitoreo de lagunas, porque hay más de 1000 lagunas de todo tamaño. En las más grandes lagunas acumulan millones de metros cúbicos de agua que deberían ser controladas para evitar rebalses y generen desastres. En estos casos se debe desfogarlas para aprovecharlas.
Planteó que con el uso de la tecnología moderna satelital y el uso de drones, con una buena camioneta y poco personal se puede vigilar el estado geológico de sus paredes, la cantidad de agua y los riesgos que se pueden derivar, porque una rotura por donde desfoguen millones de metros cúbicos de agua pueden generar catástrofes y desaparecer pueblos y valles enteros con pérdidas de vidas e infraestructura imposibles de recuperar. Estamos notificados, con la naturaleza no se juega, sentenció.