El pasado diciembre, la muerte de Andrea Vidal Gómez, una extrabajadora del Congreso de la República, conmocionó al país no solo por la violencia del crimen, sino también por las implicaciones que surgieron tras su trágico asesinato. Según el informe forense y los resultados de la necropsia, Vidal recibió un total de siete disparos, uno de ellos mortal en la cabeza, lo que señala una ejecución bien planificada. Estos detalles, revelados por Luis Paucar en un artículo de Infobae, pintan un panorama de brutalidad, en donde la violencia no es solo el resultado de un crimen pasional o personal, sino una pieza clave en un rompecabezas más grande que involucra a una red de prostitución en el Congreso.
La brutalidad del tiroteo
La investigación sobre el asesinato de Andrea Vidal reveló que, a mediados de diciembre, un tiroteo en el distrito de La Victoria, Lima, terminó con la vida de la abogada y su acompañante, el taxista Daniel Vargas, quien también fue alcanzado por las balas. La necropsia, a la que tuvo acceso el programa Milagros Leiva Entrevista de Willax, confirma que Vidal recibió siete impactos de bala, siendo el más fatal el disparo a la cabeza en la región parietal derecha. «Este disparo fue el que causó su muerte de manera inmediata», asegura el informe forense. Además, se encontraron dos disparos en su pecho, en la mama izquierda, y otros cuatro en las extremidades inferiores. Las heridas en las piernas y pies muestran un claro intento de ejecución, donde los atacantes no dejaron al azar la posibilidad de dejarla con vida.
El taxista Daniel Vargas también sufrió una brutal ejecución. El informe médico-legal indicó que Vargas fue alcanzado por un total de 16 disparos. La mayoría de estos impactos se concentraron en áreas vitales como la cabeza, el cuello y el tórax, lo que denota una intención deliberada de asesinar a ambos con precisión. «El objetivo era garantizar la muerte de las víctimas», destacó el forense, lo que coincide con la trayectoria de los proyectiles, los cuales fueron disparados desde vehículos en movimiento. La pericia balística apuntó a que los atacantes eran sicarios, cuya acción planificada y ejecutada con precisión confirma la naturaleza profesional del ataque.
La trayectoria de los proyectiles y la ejecución planificada
Un dato relevante en el análisis forense es la trayectoria de los disparos, que indica que los sicarios dispararon desde un vehículo en movimiento. La dirección de los proyectiles, de arriba hacia abajo, sugiere que los agresores alinearon sus vehículos en paralelo al objetivo, asegurándose de maximizar la efectividad del ataque. «La acción fue claramente premeditada y ejecutada con la finalidad de eliminar a las víctimas de manera rápida y eficiente», agrega el informe. Además, en la escena del crimen se encontraron 62 casquillos de bala, todos provenientes de pistolas, lo que confirma la hipótesis de que se trató de un ataque dirigido y meticulosamente planeado.
El vehículo en el que se transportaban las víctimas también fue objeto de un ataque directo. Según las investigaciones, el auto recibió 25 impactos de bala, la mayoría de ellos en la parte derecha del vehículo. La mayoría de los disparos fueron dirigidos hacia el conductor, lo que sugiere que los agresores tenían la intención de eliminar a ambos ocupantes del automóvil de forma inmediata. «La cantidad de disparos y la precisión en los puntos de impacto revelan una ejecución bien calculada», resaltaron los expertos.
La necropsia y los diagnósticos médicos-legales
El protocolo de necropsia de Andrea Vidal confirmó que la causa de su muerte fue una laceración encefálica causada por el disparo en la cabeza. Además de esta herida mortal, el informe destacó la presencia de múltiples heridas de entrada y salida en su cuerpo, en la cabeza, el tórax y las extremidades. El hecho de que Vidal sobreviviera una semana en estado crítico antes de su deceso subraya la gravedad de las lesiones que sufrió.
Por otro lado, el taxista Daniel Vargas sufrió heridas mucho más devastadoras. El informe médico-legal detalló que los disparos que recibió en el tórax y abdomen provocaron daños irreversibles, incluyendo una laceración pulmonar, hemotórax y hemorragias internas. Su muerte fue instantánea, lo que demuestra la intensidad del ataque sufrido.
Un vínculo con una red de prostitución en el Congreso
El asesinato de Andrea Vidal no fue un hecho aislado, sino que destapó una red de prostitución que aparentemente operaba en las entrañas del Congreso de la República. Según diversas investigaciones, Vidal había estado trabajando en la institución y habría tenido acceso a información sensible relacionada con la explotación sexual en el Congreso. La conexión de su muerte con este escándalo fue más que evidente tras el hallazgo de dos teléfonos celulares en el lugar del crimen. «Uno de los dispositivos pertenecía a Rodrigo Falcón, pareja de Vidal, quien lo entregó voluntariamente a la Policía», según el informe de Hildebrandt en sus Trece. El hecho de que uno de los teléfonos fuera bloqueado con clave de seguridad sugiere que podría haber información importante que aún está por revelarse.
El principal sospechoso en este caso es Jorge Torres Saravia, exjefe de la Oficina Legal del Congreso, quien está siendo investigado por presunta explotación sexual, colusión y otros delitos relacionados. Aunque Torres ha negado todas las acusaciones, las evidencias apuntan a que su implicación en la red de prostitución podría haber sido un motivo para el asesinato de Vidal, quien aparentemente tenía acceso a información clave sobre este esquema de corrupción.