Marcando un hito en la exploración espacial, Estados Unidos ha regresado a la Luna más de medio siglo después de la histórica misión Apolo 17 en 1972, gracias a la empresa privada Intuitive Machines. Esta firma de Houston logró aterrizar con éxito su nave, Odysseus, en el satélite natural, inaugurando así una nueva era de misiones comerciales no tripuladas financiadas por la NASA para preparar el retorno de los astronautas a finales de esta década.
El módulo hexagonal, que transporta cargas útiles científicas para la NASA, alunizó cerca del polo sur lunar, una región de especial interés científico debido a la presencia de agua en forma de hielo. Este logro no solo representa un avance significativo en la carrera espacial, sino que también valida la capacidad de las empresas privadas de llevar a cabo misiones complejas en el espacio exterior.
El alunizaje de Odysseus se produjo tras un viaje propulsado por un innovador sistema de oxígeno líquido superenfriado y metano líquido a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, demostrando las sinergias entre las nuevas tecnologías espaciales y la colaboración público-privada en la exploración lunar.
La misión IM-1 de Intuitive Machines, valorada en 118 millones de dólares, transportó no solo experimentos científicos sino también obras de arte, como las esculturas del artista Jeff Koons, y se espera que proporcione datos valiosos sobre el polvo lunar y el plasma lunar durante su operación de siete días en la superficie lunar.
Este éxito histórico no solo abre camino para futuras misiones Artemisa de la NASA, destinadas a llevar nuevamente astronautas a la Luna a partir de 2026, sino que también marca el comienzo de una nueva era de exploración espacial liderada por el sector privado, prometiendo reducir costos y fomentar la economía espacial mientras se asumen los riesgos inherentes a la vanguardia de la ciencia y la tecnología.