Conducir una moto en Uganda era algo que solo podían hacer los hombres. Al menos eso es lo que le dijeron a Allen Kisakye Butundu cuando dijo que quería aprender a conducir una. «La comunidad se escandalizaba al ver a una mujer en moto. Algunos incluso me gritaban cosas y me perseguían», cuenta.
Esta joven de 27 años decidió aprender a montar en moto hace dos años. Al principio, la decisión era ahorrar dinero en los desplazamientos entre la capital, Kampala, y las zonas más rurales donde trabajaba como asistente social. Pero ahora es una de las pocas mujeres que conducen “boda boda”, como se conoce a los mototaxis, del millón que se calcula que hay en Uganda. También es una de las tres únicas mujeres que trabajan para SafeBoda, una empresa emergente con sede en Uganda que emplea a unos 26 000 conductores.
Butundu gana hasta 10 libras (al rededor de S/ 40) al día con su moto y es el principal sostén de sus hijos y su marido, veterinario de formación, que pasa periodos regulares sin trabajar.
Pero el camino no ha sido fácil en una sociedad con roles de género arraigados. Su marido «se negó en redondo» cuando ella le pidió que le enseñara a montar a caballo.
«No me rendí», dice. «Paré a los conductores de boda boda en la carretera y les dije: ‘No soy una clienta, pero quiero aprender a montar en esta moto, quiero hacer vuestro negocio'».
A Butundu le enseñaron otros conductores, pagándoles una pequeña cantidad o comprándoles gasolina. Al final, su marido aceptó su nueva pasión y pagó el depósito de una moto de 1400 libras.
El año pasado se convirtió en conductora a tiempo completo. Trabaja de 10 de la mañana a 6 de la tarde la mayoría de los días. Butundu dice que decidió renunciar a su anterior carrera porque podía ser más flexible con sus horarios. Recientemente se ha comprado otra moto y alquila una a una amiga.
Conducir un boda boda se considera tabú para las mujeres por su asociación con la delincuencia. Se trata de un sector muy poco regulado y, en febrero, las autoridades ugandesas advirtieron de que había delincuentes que se hacían pasar por conductores de boda boda.