Por: John Cuellar
CITAS PREVIAS
“Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable”. Jorge Luis Borges – El Aleph
“Pon una nota nueva
en toda voz que canta”.
Amado Nervo – Dios te libre, poeta
“Visiblemente inmóvil, el corazón se lanza a conmover al mundo que recorrió la frente”.
Miguel Hernández – El hombre no reposa
LUIS HERNÁN MOZOMBITE EN LA LITERATURA HUANUQUEÑA Y EN LOS CLAUSTROS UNIVERSITARIOS
Entre los primeros libros que Luis Hernán Mozombite publicó, junto al poeta Miguel Rivera Asencios, figura Huánuco: nueva poesía. Una selección de poemas de autores de ese entonces, de los cuales hoy solo algunos se mantienen. Lamentablemente esta tragedia es una regla en la poesía, donde todo el mundo la hace de Romeo o Julieta en sus años mozos, de los cuales sobreviven pocos y trascienden muy pocos. La poesía no es cualquier cosa, pero puede ser generada hasta por el humano más sencillo de este inmenso e insignificante planeta: solo es cuestión de trabajar la piedra (palabra) hasta obtener el diamante (belleza estética).
Para sus detractores, Luis Hernán Mozombite puede ser –como alguien* sugería maliciosamente– “un intelectual de discursos soporíferos”, si el parafraseo es exacto. Para sus maestros, amigos y estudiantes “el más serio estudioso contemporáneo de la literatura huanuqueña”. Esto último se lo ha ganado gracias a Forjadores de la cultura huanuqueña y a los Apuntes sobre literatura peruana, para citar solo algunos de sus escritos.
Lo cierto es que no hay ser en este planeta que le caiga bien a todos; hasta el mismísimo Divino Dios tiene defensores e insurgentes. Y lo cierto también es que no hay ser perfecto en este orbe: o bien cojeamos de algo, o bien nos falta algo o nos sobra algo.
Muchos conocemos el carácter de este crítico y escritor literarios. Sobre todo en los ambientes universitarios, donde su seriedad no pasaba por alto el perturbador bostezo de una desafiante alumna, cuya inmadurez aguardaba de seguro una motivación escolar, más que una cátedra, que acababa al instante ante la mirada atónita de los presentes. Y esto sucede porque muchos no entienden el significado de la palabra “universidad”, en su sentido estricto y original: “Instituto público de enseñanza donde se hacían los estudios mayores de ciencias y letras, y con autoridad para la colación de grados en las facultades correspondientes”. Pero su seriedad era relativa, sorprendiéndonos en el momento menos pensado con una ironía bien pensada y bien encuadrada.
“ENTURBIANDO EL AMOR”, EL POEMARIO
Este volumen viene a ser el primer libro sistematizado del autor, en materia de creación lírica personal. Aunque hace mucho que publicaba sus versos en prestigiosas revistas locales y nacionales.
Llama atención en el libro la ausencia de muchos poemas de gran calidad, que aparecieron en publicaciones diversas y que, creíamos ingenuamente, figurarían en esta edición. Pero bueno, cada creador tiene el derecho de ensamblar su creatura según sus propios criterios y propósitos. Con esto no afirmamos que el volumen –al tener pocas páginas– es pobre, al contrario se muestra una poesía grata, rítmica, figurativa, con una considerable dosis de pulcritud en su tratamiento, virtudes ausentes en muchos libros locales y nacionales de hoy. Honestamente requiere más de una lectura y mejor si es en voz alta, luego silenciosa, luego reflexiva, si por si acaso se intenta una aproximación al poeta y a su orbe ínsito.
Sin entrar en más detalles, ni ahondar en análisis rigurosos –puesto que esto corresponde a los críticos literarios–, he aquí una pequeña muestra de cada sección del poemario, en cuanto a belleza estética se trata:
Isagoge
Tratando de encender mi abecedario, // heme aquí, // desgarrado de adioses (…)
Extraviando el amor
1 (…) ¡Ah, dulce melodía desterrada del hontanar más puro! (…)
2 (…) Poco tiempo tus calles sin asfalto // Empolvaron mis pies: (…)
3 (…) (Instante lúcido para sondear las brumas // profundas del espíritu.) (…)
4 (…) Mis labios y mis manos // –topógrafos audaces– // levantaron el plano de tu cuerpo. (…)
5 (…) Y sin razón, lapidando mis sueños, // hundiste –fugitiva– tu estela en el ocaso.
6 (…) Me extravié por caminos de hojarasca, // fatigué mis esperas, // prorrumpí en deletreos inconstantes. (…)
7 (…) Así y todo, acosado de ausencias, // desmenucé las sinrazones del destino.
8 (…) Pero, // el olvido // tiene puntualidad de golondrina.
9 (…) Una plúmbea sombra inundando la tierra.
10 Detuve las lluvias // de febrero // en mi memoria, (…)
Estrechando los vinos
1 Cegadora vendimia, plena de labios // ofuscados: (…)
2 Fascinados por los gráciles lazos de // la noche, // henos aquí, // en el fugaz desafuero de la embriaguez, (…)
3 (…) desenredando esta maraña // con que nos envolvió al destino. (…)
4 Aislados en el fondo brumoso de los vinos // ahuyentamos rencores nacidos en el viento // despeinando canciones, (…)
5. Brindemos, báquicos amigos, por la senda // torturada del ancestro, (…)
6. Absurdamente desglosamos la alegría en un // vaso de “bon vino” (…)
A un viejo roble
1 (…) Viejo roble, viejo roble verde, viejo verde: // ah, las muchachas, // las muchachas (…)
2 (…) Cada uno de tus días // te mutilaron. // Y se fue acumulando, // en las pocas partes vivas // que te restaban, // la muerte (…)
Extraviando el horizonte
1 (…) ay diadema intangible lacerante // en esta rigurosa torquemada // piedra de sacrificios (…)
2 (…) es tan solo que quiero prevenirte // de destinos adversos // de funestos tañidos anunciando // la caída fatal (…)
Los estuarios pretéritos
1 Oh primavera náufraga // mariposa tenaz // espera ahí // no surques tan célere // el olvido (…)
2 Agua del hontanar // tierna imagen // de un tiempo desleído (…)
3 Relámpago precario // rauda visión // del ayer fenecido (…)
4 Brisa del tiempo // libélula fugaz // rumorean tus ráfagas // espurias // en los ramajes espléndidos // del jardín que ya fue (…)
Epílogo
(…) puesto que somos barro deleznable // es decir fidedigno impenitente // perfectible inconforme empecinado.
OTRO SÍ: La literatura representativa en Huánuco no es un círculo cerrado y menos aún argollera, como alguien* manifestó pública y desalmadamente. La calidad estética y la palabra bien escrita siempre obtendrán el respaldo unánime de la comunidad intelectual. Además, la verdadera literatura siempre supera los padrinazgos temporales y trasciende en el tiempo, como tiene que ser.
Servido, y buen provecho.