La crisis humanitaria en Gaza se agudiza tras el anuncio de Israel, el domingo, de suspender el ingreso de bienes y ayuda humanitaria, una medida que revierte el marco de negociación existente para lograr un cese permanente del conflicto. Este movimiento se produce en un momento crítico, justo al término de la primera fase de un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, dejando en la incertidumbre el futuro inmediato de la población civil gazatí.
Según la investigación publicada por The New York Times, esta decisión drástica pone en jaque la estabilidad regional y la ya precaria situación humanitaria dentro de la Franja.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó la interrupción del flujo de ayuda humanitaria poco después de que su gobierno planteara una prórroga de siete semanas al alto el fuego temporal. La propuesta israelí exigía, como condición para dicha extensión, la liberación por parte de Hamás de la mitad de los rehenes israelíes aún con vida, así como los restos mortales de la mitad de los fallecidos. Se presume que esta medida forma parte de una estrategia para presionar a Hamás a aceptar los términos de Israel para un cese del fuego.
Cabe recordar que Hamás lideró los ataques del 7 de octubre de 2023, que causaron la muerte de aproximadamente 1,200 personas en Israel, resultaron en la captura de alrededor de 250 rehenes y desencadenaron la devastadora guerra en Gaza. Durante la fase inicial del alto el fuego, se produjo la liberación de 25 rehenes israelíes con vida y los restos de ocho fallecidos, a cambio de la excarcelación de cerca de 1,500 prisioneros y detenidos palestinos. Este intercambio también permitió un aumento significativo en la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, ahora interrumpida.
Israel atribuye su propuesta de extensión a los esfuerzos del nuevo enviado de Estados Unidos a la región, Steve Witkoff. Esta propuesta busca reemplazar el acuerdo original, negociado por Estados Unidos, Qatar y Egipto, que preveía una siguiente fase con la retirada total de las tropas israelíes de Gaza y un compromiso con un alto el fuego permanente, a cambio de la liberación de todos los rehenes restantes con vida. Este estancamiento en las negociaciones amenaza con prolongar el sufrimiento de la población civil.
La respuesta de Hamás no se hizo esperar. A través de un comunicado emitido el domingo, la organización calificó la suspensión de la ayuda como un «chantaje barato». Hamás declaró que la decisión de Israel constituye un «flagrante incumplimiento del acuerdo» y reafirmó su disposición a iniciar negociaciones para la segunda etapa del acuerdo. La incertidumbre sobre el futuro de las negociaciones persiste, mientras la población de Gaza enfrenta una crisis humanitaria cada vez más grave.