Encuestas publicadas en redes no tienen credibilidad

Alertan adulteración y tendenciosos resultados para orientar voto.

La encuestas sobre el proceso electoral que se publican en las redes sociales —Facebook, Twitter e Instagram— no tienen credibilidad. Esto debido a sus resultados que se diferencian notablemente unos de otros, a pesar que en teoría, se realizaron casi en los mismos lugares, periodos parecidos y con gran cantidad de encuestados. Así lo expresó el analista político, Pedro Pablo Saquicoray Ávila.
“Una encuesta en periodo electoral requiere que la encuestadora desarrolle un trabajo de campo previo a su aplicación. Necesita, además, un personal capacitado, un equipo de supervisores y rigurosidad técnica para la tabulación de los resultados”, aseveró.
Recordó que una aplicación seria de una encuesta requiere hacerla en parte de las 11 provincias, lo que significa contar con un equipo de trabajo numeroso y de logística calificados y por supuesto con un alto presupuesto. Se conoce que en Huánuco ningún medio de comunicación o entidad tiene capacidad económica para financiar una encuesta seria y creíble.
Detalló además que en el Perú una encuesta es financiada por un medio de comunicación o una institución pública o privada de gran solvencia económica. Por este motivo se sabe que una encuesta se realiza a pedido expreso y se difunde bajo convenio. En las encuestas publicadas en las redes sociales se nota que la ficha técnica, si es que la presentan, tiene gran debilidad de grupos humanos, ámbito geográfico, fecha de realización y entidad que las financia.
Consideró que la ausencia de toda esta información es sinónimo de engaño, estafa, manipulación o intento de sorprender con los resultados, por lo que alertó a la ciudadanía considerar estos supuestos resultados como tendenciosos porque busca orientar votos en favor de determinados candidatos.

Verdadera encuesta
Finalmente, señaló que estudios efectuados por la Escuela Académica Profesional de Sociología de la Universidad Hermilio Valdizán demuestran la desorientación del electorado en general. A diferencia de los anteriores procesos electorales, los electores jóvenes no asumen posiciones políticas y se evidencia una alta dispersión en sus preferencias electorales.