EL JARDÍN DE LAS PALABRAS

Hemos visto en algún momento del transcurso de nuestras vidas, títulos que de por sí son bellos, hermosos; es decir, que con el primer acercamiento del título, nos impacta su estética (solo el título, más no el contenido de la obra), y esto se encuentra en las diversas formas del arte.
Mencionaré algunos títulos —o bien nombres— de diversas fuentes, tales como libros, películas, animes, pinturas, etc. Las mil y una noches, El mundo es ancho y ajeno (Ciro Alegría), El héroe entre el centeno (J. D. Sallinger), El nombre de la rosa (Umberto Eco), El aliento del cielo (Carson McCullers), El arpa de hierba (Truman Capote), La mujer del rocío del alba (SAO), Persistencia de la memoria (Salvador Dalí), El general de la llama (SAO), Latidos de ángel (Anime), La danza del cielo, Sueño de amor (Franz Liszt), Claro de luna (Beethoven), Historia de la noche, El héroe de leyenda (Héroes del silencio); y así entre otros muchos que me faltarían conocer, o bien, los olvidé por estos momentos. Todos los nombres mencionados poseen ese “algo” que nos hace apreciarlos mucho, y trataré de explicar brevemente algunos nombres.
Las mil y una noches. Hemos escuchado hablar desde niños de este libro con un nombre inolvidable. Un nombre místico, un eterno secreto, y al parecer nos dan una eternidad y a esa eternidad le agregan un momento más (una noche). Y es en la serena oscuridad del día en donde suceden cosas realmente geniales; por ejemplo la visualización de las estrellas, ese acto es tan humano que Las mil y una noches nos estaría ofreciendo aquellos cuerpos tan bellos y brillantes para nuestra compañía y admiración. Si solo hubieran puesto Las mil noches, sentiríamos que nos faltaría algo, y ese algo es una noche más. Y nosotros, que muchas veces buscamos la eternidad, al menos la encontramos en forma de páginas.
La mujer del rocío del alba. Este título, que es sacado de un capítulo de un anime, me atrae mucho, tiene la fuerza y delicadeza para nombrar un hecho espectacular y ficticio. Y es que con el nombre puedo imaginar a una bella y delicada mujer naciendo como flor en la mañana debido al cariño de las tiernas nubes a la tierra, y si a eso le añadimos nuestra presencia en ese instante, apreciando todo ello, es aún mejor. Ya que de por sí la naturaleza es siempre bella, y no se puede esperar más que una hija directa de ella, sea su reflejo humano.
Sueño de amor. Aquí haré un paréntesis. Este es el nombre de una composición del pianista Franz Liszt, aquí sí el nombre y el contenido van de la mano, es decir, es necesario escuchar la melodía para sentir la hermosura del título. Con un inicio suave y algo melancólico, nos transporta inmediatamente a nuestras memorias del amor, a un sueño que se quiere cumplir, a una fantasía y logro de amor luego de una ardua lucha. Todo esto nos da esa preciosa melodía y estoy seguro que en muchos nacerán diversas emociones.
Ver lo bello de este mundo es otra de nuestras características innatas, y explicarlo, no lo es, porque la belleza se aprecia y se siente. Como no podía faltar, este artículo tenía que llevar un hermoso título, y a mi parecer, este es el indicado, ya que los títulos mencionados son letras que se hicieron palabras y palabras que se hicieron frases, y todos ellos son flores sacadas de un radiante jardín.
(*) Estudiante de la carrera de Lengua y Literatura de la UNHEVAL.