El baile de los que sobran

Escribe: Marcos Cancho Peña

31 de octubre. Día de la Canción Criolla. Valsecito peruano. Jarana. ¿Ubicación? La casa del entonces Ministro del Interior, Luis Barranzuela. ¿Invitados memorables? Guillermo Bermejo, investigado por terrorismo, y Raúl Noblecilla, abogado de Vladimir Cerrón. ¿Meollo? No fue una reunión de trabajo, pues no fue registrada. Tras cuatro paredes se puede decir mucho… y planear mucho. ¿Antecedentes? Barranzuela, días antes de ser designado como ministro, fue abogado de Vladimir Cerrón; además de haberse aparecido en el Vraem solicitando a los cocaleros “apoyo total” para Bermejo. ¿Sospechas? Muchas.

Pedro Castillo no es la víctima de esta tragicomedia. Él conocía los antecedentes de Barranzuela. El exministro del Interior recolectó 158 amonestaciones en la Policía. Ese es el currículum del personaje que no respetó los galones, pero recibió el mando del orden interno. Así, sin explicación lógica, el profesor olvidó ser coherente: al alumno que desaprobó las materias lo mandó a representar al colegio. Y falló. Pero claro que lo iba a hacer, ¿existía alguna duda? Llegó al gabinete siendo cuestionado y se fue de la misma manera.

Castillo no es un líder. Su incompetencia era bien disimulada como dirigente sindical. Ahora, que tiene a su mando un país, las grietas de su falta de liderazgo son imposibles de maquillar. Y es que no solo ha cometido un error. Han sido varios. Uno tras otro: salen de su sombrero cual conejo en un acto de magia. Sin embargo, las desgracias ocurridas han funcionado como un filtro: los que continúan defendiendo a Perú Libre son los cerronistas de corazón; los demás ya abandonaron la misión imposible, cansados de las decepciones. Y eso está bien, para mirarnos a los ojos sin medias verdades.

Ya tenemos nuevo gabinete encabezado por Mirtha Vásquez. Son otros personajes, pero se viven las mismas penurias. El nuevo ministro del Interior es Avelino Guillén, un exfiscal que nada sabe de orden interno. El ministro de Transportes, Juan Francisco Silva, ha sacrificado a la ATU para frenar el paro de transportistas. El ministro de Educación, Carlos Gallardo, ha propuesto que los nombramientos de los docentes contratados sean automáticos, sin previa evaluación. La lista es larga.

Los ministros caen. Torpes, incapaces, ingenuos. Un gabinete ya fue sacrificado. El actual gabinete apenas obtuvo 68 votos de confianza por parte del Congreso. Sospecho que algún ministro más abandonará el tablero en las próximas semanas. Ellos mismos se ponen la soga al cuello. Y seguirán cayendo. Algunos lo harán refunfuñando, como Guido Bellido. Otros, aferrados al cargo con uñas y dientes, como Iber Maraví. Pero solo unos pocos preferirán hacerlo jaraneando, como Luis Barranzuela. Quizá moviéndose al ritmo de un valsecito peruano. Uniéndose al baile de los que sobran.