Editorial. Votar por votar

La primera pandemia que sacudió y continúa sacudiendo a nuestro país es la corrupción. Según la historia, el Perú sufre de este mal desde el Virreinato. Desde entonces, ha llegado para quedarse y, caramba, de qué forma.

Podríamos referirnos también a investigaciones como del extraordinario libro la “Historia de la Corrupción en el Perú” de Alfonso Quiroz y Javier Diez Canseco, que analiza la corrupción desde el inicio de República y encuentra total impunidad de sus involucrados.

En resumen, la historia de nuestro país está plagada de actos de corrupción, muchos de ellos relacionados con la militancia política. Sin ir muy lejos en el tiempo, en los últimos 30 años de historia del Perú, es imposible hallar un presidente de la República que no haya estado involucrado en actos de corrupción.

Algunas estimaciones han calculado que la corrupción se adueña de nada menos que de 15 mil millones de soles al año, del dinero de todos los peruanos. Imagínese usted la cantidad de hospitales completamente equipados que se podría construir con ese dinero.

Por otro lado, algo sumamente indignante y revelador son los reportes de contraloría, donde se demostraría que la pandemia habría agravado los actos de corrupción. Es decir, a muchos funcionarios públicos poco o nada les ha interesado que la gente se esté muriendo, solo tenían algo en la cabeza, cómo robar.

El último escándalo involucra al presidente Martín Vizcarra. Según un testigo protegido, cuando Vizcarra era presidente Regional de Moquegua, habría recibido un millón de soles a cambio de direccionar una obra.

Lo que nos trae a la siguiente reflexión, seamos más responsables a la hora de elegir a nuestras autoridades. No votemos por votar.