Mañana 19 de enero culminan las tradicionales fiestas huanuqueñas de culto al Niño Dios, en esta ciudad, sus distritos y provincias, luego de casi 30 días de fiestas, llenas de colorido, música, cohetes todas las calles, parques, iglesias, casas y clubes, en las que se ha hecho derroche de la elegancia de los caporales, las travesuras de los corochanos y la belleza de las damas.
Hay que tener en consideración que la fiesta de los Negritos mueve mucho dinero en la economía local, desde la confección de los elegantes trajes, y una gran cantidad de cofradías cambia año a año de cotones y levas, cuyos costos pueden variar de entre S/ 1400 a S/ 1800, contratación de bandas de música con un promedio por día de S/ 4000, hasta las fiestas de recepción de los mayordomos, donde en muchos casos abunda la cerveza y la comida.
Estas muestras de compromiso con la tradición y con la fe al Niño Dios, hacen que para estas fechas lleguen normalmente a nuestra ciudad un significativo número de turistas, retornan los familiares, los hijos, hermanos, amigos, para bailar nuestro huayno, comer la pachamanca, el tradicional locro de fiesta y compartir momentos de felicidad. Sin embargo, de realizarse una mayor difusión, estamos seguros que llegarían muchos más, lo que generaría aún mayor movimiento económico en nuestro departamento.
La rutina vuelve, la vida continua, pero nos queda en la mente y los corazones, ese sentimiento de cariño, de amor y de júbilo de haber adorado al Niño Dios, de mantener la fe, y especialmente la tradición, que traspasa las fronteras.
Ya las fiestas culminan, las mascotas (perros) dormirán tranquilas, sin escuchar las bombardas, los fuegos artificiales al menos por un tiempo. Los que queremos estas costumbres nos quedamos con los prolongados suspiros, pero con la esperanza de que pronto pasa el tiempo y nuevamente llegará la Navidad y la danza de los Negritos.