Editorial. Las dos caras

Ayer por la mañana, la familia Dyer hizo entrega de 20 concentradores de oxígeno a los diferentes hospitales de la ciudad. La verdad es que llegan en un momento crucial, debido a la gran crisis de abastecimiento de oxígeno medicinal que afronta el departamento.

La entrega se hizo a través de un representante de la familia y Fundación Dyer, el Sr. Roger Quispe, gerente del Gran Hotel Huánuco. Este pueblo reconoce y agradece el gesto humano y gallardo.

No puede haber, ni probablemente hubo peor momento en este valle que estos meses que vivimos. Y todo indica que esta crítica situación recién inicia.

No existe abastecimiento fluido de oxígeno y los servicios de salud están totalmente colapsados.

Ahora mismo mucha gente se estaba muriendo por la falta de oxígeno, tanto en sus casas, como en los hospitales. Sin embargo, el señor Torres Nonajulca, muy soberbio dijo que el sistema de salud nunca iba a colapsar. Hay que entender que el cargo muchas veces marea y embrutece.

Independientemente de su cantinflada, su gestión debió de haber preparado un plan de previsión y contingencia que se supone deberían haber ya implementado. Sin embargo, no tenemos nada.

Tampoco se preocupó el Sr. gobernador de hacer algo por su pueblo, todo lo contrario, la gente se muere por falta de oxígeno y su gestión se atrevió a traer una planta generadora de oxígeno que no sirve para nada y que nos costó, nada más y nada menos, que dos milloncitos de soles a todos los huanuqueños.

Por otro lado, la otra cachetada a la población la está dando la Iglesia. El monseñor Neri, quien primeramente había anunciado la compra de una planta de oxígeno y todo el departamento creyó por un momento que realmente iba a caminar el camino del ejemplo, el altruismo y el amor al prójimo. Pues desistió de la compra, porque la actividad que hicieron no recaudó lo suficiente. Entendemos que es penoso que el pueblo no colabore para algo que realmente hubiera podido servir a todos nosotros en algún momento. Pero lo que no podemos entender es, como la Iglesia no pudo completar el dinero faltante y hacer algo por este pueblo, a quien usted llama hermanos.

Y a propósito, ¿dónde está usted gobernador? Desde esta columna hemos convocado a trabajar bien y por el pueblo, pero penosamente usted solo parece trabajar para su beneficio personal y familiar. Ayer se reportaron 29 muertes por la crisis en la que estamos. La incapacidad de esta gestión ha cobrado la vida a cientos de personas. Eso debe de ser denunciado. Esto tiene que parar ya.