EDITORIAL. Dicen que trabajan para el pueblo

En la actualidad el Congreso de la República pretende hacernos creer que la reforma planteada por ellos al sistema previsional de la ONP es una revolucionaria propuesta que realmente beneficiará al trabajador. Los “Padres de la Patria” han aprobado una ley para el retiro del 100 % de los fondos, sin pensar en la jubilación y vejez de los trabajadores. No solo eso, sin considerar las consecuencias económicas para el país, ya que no se cuenta con ese dinero… palabras dadas por la ministra de Economía.

El gobierno, por otro lado, se opuso a dicha medida y en contraparte, propuso, que los trabajadores con 10 años de aportes puedan recibir una pensión y ya no tener que esperar hasta cumplir los 20 de aportes ininterrumpidos.

Al parecer las medidas populistas están a la orden del día. Por un lado, el gobierno regala dinero a diestra y siniestra, y el congreso que quiere hacer lo propio, pero con una probable consecuencia de quebrar a la ONP y al Estado.

La pregunta es, ¿Quién se beneficiaría si la ONP quebrara? Definitivamente, no el Estado ni los ciudadanos, pero es muy probable que sean las AFPs, ya que no quedará otra opción que ellas.

Consideramos que tanto la ONP y ni que decir las AFP son una burla hacia el pueblo, una burla hacia los trabajadores a quienes se les descuenta un 13 % de sus remuneraciones para acceder a un sistema de jubilación ineficiente, injusto y donde solo salen ganando, en este caso, las mismas instituciones, las AFP.

Si recordamos, la ONP inicia en los años de 1973 en que los afiliados al Instituto Peruano de Seguridad Social (IPSS) pasaron a formar parte de la Oficina Nacional de Normalización Previsional (ONP). Por esos años -del gobierno del dictador Alberto Fujimori- se estableció que se debían de cotizar 20 años ininterrumpidos para gozar en la jubilación, después de 60 años en el caso de los hombres y 55 en el de las mujeres.

En 1992, ingresan las empresas chilenas de las AFP, que aprovechando la gran ineficiencia del Estado, sedujeron a los aportantes con promesas vacías a pasarse a sus fondos que eran vendidos como un sistema de ahorros. Hoy el 95 % de sus usuarios no dejan de arrepentirse de tomar esa decisión.