Como es de conocimiento, la pandemia del coronavirus paralizó todo el sistema administrativo del país. Por supuesto, que a casi dos años de la paralización, algunos sectores y áreas han regresado a la normalidad. Sin embargo, en nuestra región, el aparato burocrático del sector Educación sigue en crisis. Nos referimos precisamente a la dependencia de archivos.
Miles de maestros están solicitando sus constancias de pagos para poder gestionar la deuda social que el Estado les tiene. Si bien es cierto, se emitieron diferentes leyes con el objetivo de supuestamente beneficiar a estos docentes, en la ejecución, los funcionarios encargados de sopesar los criterios sobre qué docente debía recibir el beneficio, el que más se tomaba en cuenta era “este me cae bien, le damos el beneficio… este me cae mal, no recibe nada…” Algo sucedido con el decreto 037 emitido el siglo pasado y que curiosamente, los que laboraban en el área de planillas se “olvidaron” de aplicar está remuneración a un gran sector y sí lo hizo a algunos de sus conocidos.
El gran “vía crucis” viene ahora para el docente. Para poder solicitar el pago que le corresponde como devengado, se tienen que adjuntar las constancias correspondientes. Sin embargo, acá sucede lo insólito. En esta oficina, desde la pandemia trabaja una sola persona, la misma que tiene que revisar todos los expedientes físicos de las miles de solicitudes presentadas. En la actualidad, esta persona está atendiendo las solicitudes del año 2017… A ese ritmo, probablemente, en el 2025, se atiendan las solicitudes del 2021.
Esta situación es realmente penosa e indignante para los maestros cesantes. La salud de muchos de ellos se ha visto fracturada por la pandemia y de verdad requieren de ese dinero. Lo más loable, es brindarles las facilidades para que puedan hacer uso de ese presupuesto mientras pueden.
Al señor director de Educación, don Rosendo Serna Román, se le pide tomar las acciones necesarias para solucionar la carencia. Se trata de contratar mayor personal para poder cumplir con los profesores antes de que se mueran. Y si no se tiene presupuesto, entonces tal vez se tenga que considerar declarar en crisis a la institución.
Tengamos en cuenta que se tienen a docentes adultos mayores de 75 a 80 años esperando se les puedan emitir las constancias.