La presidenta de Perú, Dina Boluarte, ha decidido no asistir a la celebración de la Virgen de la Candelaria en Puno, tras las peticiones de los familiares de las víctimas de las protestas. Esta decisión se da en un contexto de tensión y duelo en la región, donde se vivió la jornada más sangrienta de las manifestaciones el año pasado.
El jefe de Gabinete, Alberto Otárola, confirmó la decisión de la mandataria, aclarando que nunca se había confirmado una fecha concreta para su viaje a la festividad. Otárola enfatizó el compromiso de Boluarte con la reconciliación nacional y mencionó sus reuniones recientes con gobernadores regionales y alcaldes de todo el país.
La semana pasada, después de un incidente en Ayacucho donde Boluarte fue agredida, surgieron dudas sobre la continuidad de sus visitas a otras regiones. El ministro Juan Carlos Mathews había indicado que se tomarían todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad en futuros viajes.
Durante una conferencia de prensa en Puno, familiares de las víctimas expresaron su dolor por las muertes ocurridas y pidieron a la presidenta Boluarte y a Alberto Otárola que no asistieran a la fiesta de la Candelaria para evitar más caos y derramamiento de sangre. Raúl Samillán, presidente de la Asociación de Mártires y Víctimas en la Protesta Juliaca-Puno, enfatizó que las acciones de Boluarte han aumentado el dolor y el odio en la comunidad.
La ciudad de Juliaca, epicentro de las movilizaciones que exigían la dimisión de Boluarte, el cierre del Congreso y nuevas elecciones, continúa siendo un punto de alta tensión. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitó la ciudad andina recientemente, en un momento marcado por procesiones con ataúdes y una misa comunitaria.