El 16 de agosto, un día después del Aniversario de la Fundación de la Ciudad de Huánuco, se celebró el Día de la Identidad Huanuqueña, una fecha que, aunque relativamente nueva, nos invita a reflexionar sobre nuestras raíces y la necesidad de preservar nuestras tradiciones. En un contexto donde los huanuqueños han adoptado con facilidad costumbres de otras regiones, a veces en detrimento de las propias, esta celebración adquiere una relevancia especial. Nuestros antepasados nos legaron ricas tradiciones, desde la vestimenta y la música, hasta los saberes ancestrales que forman parte de nuestra identidad.
Fue en agosto de 2016, bajo la administración de Rubén Alba Ochoa como gobernador regional, cuando se promulgó la ordenanza número 361, la cual estableció la celebración de este día y la elaboración de un plan de fortalecimiento y desarrollo de la identidad cultural de Huánuco. Es justo reconocer que esta fue una de las pocas decisiones más acertadas de su gestión, ya que permitió que, en los colegios y otras instituciones, se retomaran actividades que habían sido relegadas, como las danzas y ceremonias propias de nuestra tierra, devolviendo protagonismo a expresiones como el huaynito y la cashua.
Huánuco es una región rica en tradiciones, con una gastronomía incomparable que incluye platos emblemáticos como el locro de gallina, la pachamanca huanuqueña, el picante de cuy, y los dulces típicos como los prestiños. Estos sabores, junto con los reconocidos panes elaborados por el famoso Pinocho, son parte esencial de nuestra identidad y memoria colectiva.
Gracias a esta ordenanza regional, que declara de necesidad pública e interés regional la práctica del deporte, el arte, la recreación y la preservación de la integridad ciudadana en Huánuco, este pasado viernes se rindió homenaje a nuestra identidad. Las instituciones de toda la región colocaron la bandera huanuqueña en sus oficinas, honrando a nuestros antepasados, héroes, escritores, y artistas que han contribuido a la grandeza de Huánuco. Figuras como Andrés Fernández Garrido, Willy Palomino, Esperanza Rosales, Vilma de Ramos, y escritores como Samuel Cardich y Arlindo Luciano, entre otros, han dejado una huella imborrable en nuestra cultura.
El legado de esta resolución recae especialmente en los profesores, quienes tienen la responsabilidad de difundir y mantener vivas nuestras costumbres entre los alumnos. Es crucial que las futuras generaciones conozcan y practiquen nuestras tradiciones, que entonen nuestras canciones y vivan la esencia de lo que significa ser huanuqueño.
