El iceberg A23a, una colosal masa de hielo de casi 4.000 kilómetros cuadrados, ha iniciado su viaje por el Océano Antártico tras permanecer inmóvil durante tres décadas. Científicos británicos, a bordo del buque de investigación RRS Sir David Attenborough, están aprovechando esta oportunidad única para estudiar su influencia en el ciclo de carbono oceánico y entender mejor los cambios medioambientales globales.
Originado en la barrera de hielo Filchner en 1986, el A23a se liberó recientemente del lecho marino del Mar de Weddell y se espera que siga la ruta de la corriente Antártica Circumpolar hacia aguas abiertas. El equipo del RRS Sir David Attenborough ha logrado capturar imágenes impresionantes de este ‘megaberg’, ofreciendo una rara oportunidad para la observación directa y el estudio.
Los investigadores están recogiendo muestras de agua de distintas zonas alrededor del iceberg para analizar el impacto que los icebergs gigantes tienen en los ecosistemas oceánicos. Específicamente, están interesados en cómo estas masas de hielo contribuyen con nutrientes a las aguas por las que pasan, fomentando la vida marina en áreas que normalmente serían menos productivas.
La travesía del A23a también proporciona datos valiosos sobre cómo los icebergs afectan el equilibrio del carbono en el océano y su interacción con la atmósfera. Este estudio es crucial en un contexto donde el cambio climático está acelerando la desestabilización de las costas antárticas y groenlandesas, incrementando la frecuencia de desprendimientos de icebergs.
Además del A23a, el iceberg A76, que se desprendió de la plataforma de hielo Ronne en 2021, también está siendo monitoreado por los científicos. Aunque inicialmente era más grande que el A23a, el A76 se ha fragmentado en tres partes, destacando la naturaleza impredecible y dinámica de estos gigantes de hielo.
El estudio de estos icebergs es fundamental para comprender los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos y los niveles del mar. Con la tecnología de satélites y otros instrumentos, los científicos siguen de cerca estas masas flotantes, buscando entender mejor su impacto en nuestro planeta.