Desconexión digital en Semana Santa así reacciona tu cerebro tras 24 horas sin móvil

La desconexión digital se presenta como un desafío creciente en una sociedad hiperconectada, especialmente durante periodos destinados a la reflexión y el encuentro personal como la Semana Santa. La omnipresencia de los dispositivos móviles ha difuminado los límites entre el trabajo y el ocio, la información y la distracción, creando una dependencia que afecta tanto nuestra salud mental como nuestro bienestar emocional. En Perú, según datos del INEI, el uso de internet a través de smartphones ha crecido exponencialmente en la última década, alcanzando a más del 80% de la población urbana, lo que subraya la relevancia de abordar esta problemática.

Según la investigación publicada por El Comercio Perú, la Semana Santa ofrece una ventana de oportunidad para evaluar nuestra relación con la tecnología, invitando a una pausa consciente que puede traer beneficios significativos. El constante flujo de notificaciones y estímulos digitales ha alterado nuestra capacidad de concentración y ha afectado la calidad de nuestras relaciones interpersonales.

El reportaje profundiza en las razones por las que nos cuesta tanto alejarnos del celular, señalando el sistema de recompensa cerebral y el miedo a perdernos algo (FOMO) como factores clave. Cada alerta, cada mensaje, activa la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado al placer, creando un ciclo de refuerzo que puede llevar a la adicción. Este mecanismo, comparado con el juego patológico, hace que desconectarse resulte un verdadero desafío para nuestra voluntad.

Los efectos del uso constante del celular se extienden a diversas áreas del cerebro, incluyendo la corteza prefrontal, responsable del control de impulsos y la toma de decisiones, y el sistema límbico, que regula las emociones. Esta sobreexposición a estímulos digitales puede debilitar nuestra capacidad de atención y concentración, aumentar la ansiedad y afectar nuestra autoestima. El artículo también destaca la interrupción del ritmo circadiano debido a la luz azul emitida por las pantallas, lo que afecta la calidad del sueño y puede repercutir en nuestra salud física y mental.

La investigación explora lo que sucede cuando decidimos dejar el celular por 24 horas, describiendo un proceso inicial marcado por la ansiedad y la irritabilidad, síntomas que reflejan una forma de abstinencia digital. Sin embargo, a medida que avanza el tiempo, el cuerpo y la mente comienzan a adaptarse, permitiendo una regulación del sistema nervioso, una mejora en la capacidad de concentración y una disminución de la ansiedad. Este «reinicio neurológico» facilita el descanso mental y promueve una reconexión con el entorno.

Finalmente, el artículo brinda recomendaciones prácticas para hacer una pausa digital efectiva, que van más allá de simplemente apagar el celular. Se trata de establecer límites claros, dedicar tiempo a actividades desconectadas y practicar la atención plena. La clave está en realizar desconexiones completas del entorno digital, permitiendo que la mente se recupere y se restaure el equilibrio dopaminérgico del cerebro. Lograr un equilibrio entre el uso del celular y el bienestar mental y cerebral es posible, siempre que se convierta en una elección consciente y no en una reacción automática.