En lo que va del año, los siete congresistas de La Libertad han presentado un total de 77 iniciativas legislativas, pero solamente seis fueron aprobadas.
Del dicho al hecho hay mucho trecho. Esa es una expresión muy popular que se podría usar para calificar los anuncios y compromisos que suelen hacer nuestros congresistas de la República, cuando se trata de enfrentar de forma directa problemas sociales como el avance de la delincuencia, crisis en el sector salud o carencias en educación. Y es que muchas veces su posición en estos temas solo queda en una crítica o análisis al trabajo que realizan autoridades regionales o locales.
Richard Tapia, presidente de la Sociedad Peruana de Consultores Políticos, señaló que no es correcto medir la capacidad de un congresista por la cantidad de proyectos que presenta, sino por la calidad de ideas que plantean para solucionar problemas puntuales. “Por ejemplo, yo pregunto, ¿el Día de la Oratoria es prioritario para los ciudadanos? Eso es una cuestión absurda”.
Lo que se debe enfatizar en la labor de un congresista, señala Tapia, es su labor de fiscalización. “¿Yo no sé que fiscalizan los parlamentarios de La Libertad? La región sería otra si cumplieran su función. Acá no es cuestión de hacer fiestas, entregar cartoncitos, distintivos y reconocimientos. Lo real y concreto es que si se hace un sondeo en la ciudadanía sobre el trabajo de los congresistas, estoy seguro de que todos salen reprobados. Ellos deben fiscalizar y no lo hacen”.