En un nuevo episodio de tensiones en el Estrecho de Taiwán, más de 20 aeronaves del Ejército Popular de Liberación de China realizaron maniobras militares alrededor de la isla, lo que fue calificado por el gobierno taiwanés como una provocación directa.
El Ministerio de Defensa de Taiwán informó que se detectaron cazas, drones y aviones de alerta temprana chinos realizando patrullas conjuntas. En respuesta, las fuerzas taiwanesas desplegaron aviones, buques de la Armada y sistemas de misiles costeros para monitorear la situación.
Este despliegue ocurre días después de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y en un contexto de alta sensibilidad geopolítica. La comunidad internacional ha expresado su preocupación ante el riesgo de que estas acciones deriven en un conflicto armado, con posibles repercusiones para la estabilidad regional y global.
Un eventual enfrentamiento en la región impactaría significativamente la economía mundial, ya que Taiwán es clave en la producción de semiconductores y componentes electrónicos. Además, podría desencadenar una carrera armamentista en Asia y alterar el equilibrio de poder en la región.
Ante esta situación, líderes internacionales han pedido moderación y diálogo entre ambas partes. Sin embargo, las crecientes acciones militares de China y su determinación de reunificar Taiwán por la fuerza, según lo declarado por Xi Jinping, complican cualquier avance diplomático.