Terrible el daño ecológico causado por el derrame de más de 6000 barriles de petróleo de la empresa Repsol. No es solo un daño, es un crimen. Si bien es cierto que el derrame no fue intencional, pero de manera descarada e irresponsable niegan toda responsabilidad y no han tomado medidas para prevenir mayor contaminación.
El derrame de petróleo sucedió el último sábado cuando descargaban petróleo en la refinería de La Pampilla. Justo en esos momentos sucedió el oleaje anómalo producto del tsunami procedente de la erupción volcánica de Tonga. Este hecho generó la desconexión de la manguera de descarga y, como consecuencia, más de 6000 barriles de petróleo cayeron al mar peruano, prácticamente destruyendo la flora y fauna de 18 mil metros cuadrados de playa. Ojo, que esa estimación se hizo dos años atrás.
Realmente el daño es descomunal, ya van 20 playas afectadas y la contaminación sigue expandiéndose.
La empresa española Repsol ha caído en mentiras y falta de acción. Primero indicaron que la contaminación era pequeña, de “solo siete barriles de petróleo”, pero lo cierto es que fueron miles de barriles que han pintado de negro todo el litoral peruano, matando a todas las especies marinas, perjudicando a los pescadores artesanales, islas guaneras y por supuesto, a los que viven cerca a estas zonas.
Repsol ha aprovechado muy bien el grave error de la Marina de no haber emitido una alerta ante el oleaje anómalo. Y con eso pretende lavarse las manos.
Repsol no ha realizado acciones de limpieza y de prevención de expansión de contaminación porque no tiene un plan de contingencia, según los especialistas. Y al menos eso está demostrando la empresa española. Su improvisación y su fatal falta de responsabilidad en este país es indignante. Asimismo, el Ministerio del Ambiente recién ayer ha tomado acción, luego de varios días de silencio cómplice.
Las consecuencias no sólo son para la flora y fauna de nuestro país, sino también para todos los consumidores de pescado. De acuerdo con el científico, Marino Morikawa, este desastre ambiental podría tomar como mínimo dos años para poder recuperar las playas de nuestro litoral.