Controvertido discurso del congresista Picón

En el ámbito político, es común encontrarnos con acusaciones cruzadas y descalificaciones entre autoridades y funcionarios. Sin embargo, detrás de estos enfrentamientos verbales, se esconden problemas más profundos que afectan el desarrollo de nuestras regiones y el bienestar de la población.

El congresista Luis Picón ha lanzado duras críticas contra las autoridades de Huánuco, tachándolas de «incapaces e ignorantes». Si bien sus palabras pueden resultar ofensivas, no podemos ignorar que, en ocasiones, reflejan una realidad preocupante: la falta de preparación y experiencia de algunos funcionarios para asumir cargos de alta responsabilidad.

Es fundamental que quienes ocupen puestos clave en la gestión pública cuenten con la formación y los conocimientos necesarios para desempeñar sus funciones de manera eficiente. La falta de preparación puede conducir a la toma de decisiones equivocadas, al mal manejo de recursos y, en última instancia, al estancamiento del desarrollo regional.

No obstante, también es cierto que muchas autoridades se enfrentan a un entorno plagado de corrupción y prácticas irregulares heredadas de gestiones anteriores. Erradicar estos males no es tarea fácil, mucho menos cuando no hay la menor intención hacerlo. 

Según Picón, él nunca dejó obras paralizadas, hecho es completamente falso, durante su gestión se registraron siete obras paralizadas. 

Por otro lado, uno de los principales reclamos del congresista Picón es la supuesta sobrevaloración del 100% de obras en el hospital de Tingo María y el presunto desvío de fondos. Estas acusaciones que son sumamente graves, no están siendo investigadas por las autoridades competentes, lo cual es curioso y genera un preocupante ambiente y percepción de impunidad.

Si bien es cierto que la transparencia y la rendición de cuentas son pilares fundamentales para recuperar la confianza de la ciudadanía en sus autoridades. Sería conveniente primero analizar si a las autoridades en primer lugar les interesa la confianza ciudadana. Muchas autoridades a nivel nacional se consideran tan astutas que creen que pueden engañar a toda la ciudadanía. Un gran ejemplo de este fallido intento, es la sra Dina Boluarte, quien con su peculiar discurso sobre el Rolex, solo ha quedado en ridículo y ha terminado por perder toda credibilidad.

Los funcionarios públicos deben entender que su labor es un servicio a la comunidad y que están obligados a rendir cuentas de sus actos.