Según medios de comunicación oficiales de China, cerca del 70% de la población de Shanghái puede estar infectada de COVID-19. Es decir, unos 18 millones de personas se habrían contagiado con el nuevo virus desde diciembre del 2022.
La agencia AFP observó el martes a cientos de pacientes, en su mayoría ancianos, tumbados sobre camillas en medio de servicios de emergencia saturados.
Muchos están conectados a perfusiones o botellas de oxígeno y permanecen bajo supervisión cardíaca. La mayoría están envueltos con mantas, abrigos gruesos y gorros de lana. Algunos parecen inanimados. Otros reciben tratamiento fuera del edificio, en la acera, por falta de espacio.
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Y no es para menos, China enfrenta una nueva ola gigantesca de contagios a nivel nacional.
En una sala de espera del hospital Tongren, en el oeste de Shanghái, una enfermera acerca con cuidado una pajita a los labios secos de un paciente. Está conectado a un tanque de oxígeno. Mientras tanto, un médico con visera y bata blanca se ocupa de una anciana que tiembla bajo una gruesa manta.