ALGUNAS NO TAN SANTAS PERO SANAS SUGERENCIAS

Por: Andrés Jara Maylle
BOCINAZOS EN LAS ESQUINAS
Sugiero modestamente que se haga un inicial experimento quitándoles los cables de las bocinas a todos los Bajaj, los colectivos y a las combis que por miles circulan en nuestras angostas y atestadas calles, para ver qué pasa.
Porque la verdad es que hemos llegado a unos límites intolerables en donde se han combinado los bocinazos, la mala educación, la ignorancia y la desfachatez de aquellos conductores que sin compasión alguna por los transeúntes presionan el botón de sus bocinas literalmente por gusto, por las puras (como ellos mismos dicen). Estos conductores nos torturan diariamente y ya es hora de que se acabe con tanto atropello.
Llegar a cualquier esquina y a cualquier hora es como entrar al mismísimo infierno. Apenas el semáforo cambia a luz verde, como movidos por una fuerza invisible y malévola, todos los bayateros tocan al unísono sus bocinas dizque para que los de adelante avancen. Entonces la bullanga es tan ensordecedora que nuestros tímpanos apenas soportan los máximos límites permitidos. Es como si estos ignorantes creyesen que en las calles de Huánuco solo se avanza a golpes de bocinazos.
Y si cansado de tanto escándalo sonoro te atreves a reclamarle a cualquiera de esos mal educados conductores, te fastidiaste. Te miran con sus ojos matones, abren su boca y por esos buzones, en una combinación de lenguaje chusco y precario, solo salen las más virulentas e irreproducibles groserías, recordándote a tu madre y a tu maldito origen, hasta que no te queda otra salida que agachar la cabeza, lamentar haberle reclamado y largarte lo más rápido que puedas de esas esquinas sin ley.
Entonces, digo, modestamente, podríamos experimentar cortándoles sus bocinas a esas unidades y ver si así ganamos algo de silencio y de paz, que hace tiempo nos lo merecemos.
POLICÍAS SIN PITO
Y por esas mismas razones, sugiero que, como experimento, también se le quite los pitos a todos los policías de tránsito que en sus esquinas asignadas se les da la ventolera de llevar ese pequeño artefacto a sus bocas y soplar, soplar y soplar, muchas veces inútilmente.
Porque ellos, con los pitos entre sus labios, también contribuyen con su granito de arena en la descomunal bullanga de todos los días. ¿Es necesario que dos policías al mismo tiempo soplen y soplen sus pitos cuando los trimóviles ya están en movimiento? Me he dado el afán de pararme en varios lugares y creo que no se justifica enteramente.
Por otro lado, sería bueno que nuestros policías controlen el tránsito sin hacer bulla, tal vez solo con la palabra, que muchas veces funciona mejor, sobre todo cuando son bien expresadas. Qué necesidad hay de silbatear tanto prácticamente en las orejas de los transeúntes.
Por eso propongo como una simple sugerencia que siquiera por unos días se les quite el pito a los policías para ver, como en el caso anterior, qué es lo que pasa. De repente surte buen efecto y Huánuco se convierta en una ciudad menos alborotada y pendenciera.
EL PUENTE TINGO
También sugiero, modestamente como queda dicho, que más temprano que tarde se proponga un edicto a través del cual se determine que el puente Tingo solo sea para el tránsito peatonal o, en el peor de los casos, para el tránsito de bicicletas o motos, y nada más.
Porque así como van las cosas, con miles de unidades móviles de todos los tamaños y pesos circulando a cada hora por ese puentecito centenario, lo más probable es que colapse por el uso desmedido e incontrolado. Y cuando eso suceda, nadie será culpable porque, como es usual por estos predios, nos miraremos la cara y echaremos la culpa a los “otros”, total, “echar la culpa” a los demás es el mejor deporte que practica la gente y hasta da ganancias políticas.
Avisados estamos entonces. Si no hacemos algo por el puente Tingo (y pronto) lo obvio es que en unos años más se debilitará y lo perderemos para siempres. Aunque pese a no ser un puente de grandes dimensiones, este es de una belleza y singularidad extraordinaria. Cuidémoslo.
AGUAS CARNAVALERAS
Hemos escuchado que los responsables del agua en Huánuco restringirán el servicio los domingos para evitar que jóvenes imprudentes cometan actos vandálicos en nombre del carnaval huanuqueño. Creo que el agua no es culpable del vandalismo que se genera con cierta gente desadaptada. Los culpables somos nosotros: los padres, los ciudadanos, las autoridades que toleramos calladamente tantos desmanes.
Por eso sugiero, modestamente claro está, que si aparecen esos vándalos con sus actos reprochables se les capture con la policía y con mucha celeridad, a todos y sin distinciones de nada, se les lleve a las orillas de nuestro río para que recojan, a cambio de su libertad, cinco quilos de basura. O se les haga barrer dos cuadras de nuestras sucias calles para ahorramos pago de personal.
Bien vigilados, si es posible con cadenas para evitar que escapen, limpiando nuestro río o barriendo nuestras calles, estos vándalos aprenderán la lección y, de paso, ayudarán a mejorar la cara de este pueblo sin suerte.
Solo eso sugiero, respetuosamente.