Minirredes Solares y Energía Renovable: La Clave para la Expansión Eléctrica en África
En Dar es Salaam, la vibrante metrópolis costera de Tanzania, líderes de más de la mitad de los países africanos se reunieron esta semana para hacer historia: comprometerse con el mayor esfuerzo de inversión en generación eléctrica jamás visto en África. En un continente donde más de 600 millones de personas carecen de acceso a la electricidad, este proyecto de $35 mil millones representa no solo una oportunidad económica, sino también un impulso social y un paso hacia el cumplimiento de los derechos básicos de millones de personas.
Según un informe del diario New York Times, el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y otras instituciones financieras internacionales han acordado financiar esta ambiciosa iniciativa, con la mitad de los fondos destinados a la instalación de minirredes solares en comunidades aisladas. Estos sistemas, diseñados para proporcionar energía a áreas específicas, son vistos como una solución clave para abordar los desafíos de electrificación en un continente con vastas áreas rurales y una infraestructura limitada.
Ajay Banga, presidente del Banco Mundial, resumió la trascendencia de este proyecto: “Sin electricidad no hay empleos, atención médica ni educación. La electrificación es la base de todo”. Para Banga y otros líderes presentes en la cumbre, el acceso a la energía eléctrica no es solo una cuestión de desarrollo económico, sino una piedra angular para garantizar estabilidad social y mejorar la calidad de vida.
Metas Ambiciosas en Tiempos Desafiantes
El proyecto tiene como objetivo electrificar a 300 millones de africanos en seis años, un desafío colosal que requiere conectar a cinco millones de personas cada mes. Sin embargo, los antecedentes plantean dudas sobre la viabilidad de esta meta. Hasta la fecha, el Banco Mundial no ha logrado conectar a un millón de personas por mes, lo que subraya las enormes dificultades logísticas, regulatorias y políticas que enfrenta la electrificación masiva.
Un ejemplo claro de estos desafíos se encuentra en el país anfitrión, Tanzania. En 2015, Husk Power Systems, el mayor desarrollador mundial de minirredes solares, comenzó a operar en el país con la esperanza de aprovechar su creciente demanda de electricidad. Sin embargo, menos de una década después, la empresa cerró sus operaciones debido a restricciones gubernamentales que le exigían vender electricidad al mismo precio que la subsidiada empresa estatal, Tanesco. Esto hizo imposible que Husk operara de manera rentable, obligándola a vender sus activos con grandes pérdidas.
La salida de Husk dejó comunidades como Matipwili, un pequeño pueblo donde alrededor de 200 hogares y negocios habían disfrutado brevemente de electricidad, nuevamente a oscuras. “Cuando tuvimos electricidad, fue como si de repente fuéramos personas normales”, recuerda Mwajuma Mohamed, una residente de Matipwili. Su entusiasmo inicial la llevó a comprar un televisor, que ahora permanece guardado en su caja original. “Es injusto. Siento que desperdiciamos nuestro dinero”.
El Debate Sobre las Minirredes Solares
El caso de Husk en Tanzania refleja un problema más amplio en África: el dilema entre fomentar la inversión privada y mantener los costos accesibles para los consumidores. Por un lado, las minirredes solares ofrecen una solución descentralizada que puede llevar electricidad a comunidades rurales de manera rápida y eficiente. Por otro lado, muchos gobiernos temen que los precios más altos de los proveedores privados puedan generar inflación y desigualdades.
Los prestamistas internacionales están tratando de abordar este problema desde el principio. Los $35 mil millones comprometidos esta semana están condicionados a reformas regulatorias que permitan a los proveedores privados competir con las empresas estatales en igualdad de condiciones. Hasta ahora, 12 países, incluido Tanzania, han firmado acuerdos para implementar estas reformas, y se espera que otros 18 lo hagan en los próximos meses.
Ventajas de la Energía Solar en el Contexto Africano
La caída drástica en el costo de los paneles solares, impulsada por la producción masiva en China, ha hecho que las minirredes sean más atractivas que nunca. Estas instalaciones no solo son más rápidas y baratas de desplegar que las redes tradicionales alimentadas por hidroeléctricas o combustibles fósiles, sino que también tienen la ventaja de ser ecológicamente sostenibles. Según Raj Shah, presidente de la Fundación Rockefeller, que también está invirtiendo en proyectos de energía renovable en África, “la tecnología y los precios son las razones por las que esto finalmente está sucediendo”.
Además, la descentralización de la electricidad mediante minirredes evita los enormes costos asociados con la expansión de las redes tradicionales en áreas rurales remotas. En países como Nigeria, donde Husk ha construido 70 minirredes gracias a un entorno regulatorio más favorable, el modelo ha demostrado ser viable y escalable.
Desafíos Persistentes en el Camino hacia la Electrificación
A pesar del optimismo generado en Dar es Salaam, los desafíos estructurales y políticos persisten. Las redes eléctricas estatales en África suelen operar con pérdidas significativas debido a una combinación de tarifas bajas y falta de mantenimiento. En Matipwili, por ejemplo, las líneas de Tanesco ahora proporcionan electricidad a solo una cuarta parte de los hogares que solía cubrir Husk, y los residentes informan que los costos son mucho más altos y el servicio es menos confiable.
La falta de electricidad no solo frena el crecimiento económico, sino que también afecta profundamente la vida cotidiana. Para Mashavu Ali, madre de ocho hijos en Matipwili, la electricidad había representado una oportunidad para mejorar las condiciones de su familia. Su hija, que antes obtenía las mejores calificaciones en la escuela, ahora ha caído al tercer lugar porque ya no puede estudiar por las noches. “Mi plan era abrir un negocio de helados”, explicó Mashavu. “Ahora, es solo una idea más”.
Un Futuro Prometedor, Pero con Reservas
El éxito del proyecto de electrificación dependerá de la capacidad de los gobiernos africanos para implementar reformas regulatorias y de los prestamistas internacionales para mantener su compromiso financiero. Además, será crucial atraer inversiones del sector privado y garantizar la estabilidad política en regiones afectadas por conflictos.
Ajay Banga fue claro al respecto: “Esto es como escalar una montaña enorme. No basta con decretarlo; se necesita compromiso y acción”. Sin embargo, incluso con todos los recursos disponibles, el camino hacia la electrificación total en África será largo y arduo.
En un mundo donde más del 90 % de la población tiene acceso a la electricidad, la falta de energía no debería ser una barrera para el progreso. Para millones de africanos, la luz no solo ilumina sus hogares; simboliza la esperanza de un futuro más brillante.