Arlindo Luciano Guillermo
La lectura de un libro no afecta la salud, no provoca alzheimer ni asesina neuronas. El libro es el pan cultural nuestro de cada día. ¿Quién me ha quitado el mes de abril?, pregunta Joaquín Sabina. Abril, para el Bob Dylan español, es un tesoro preciado y de pronto sabe que ha desaparecido. Airado dice: “¿Quién coño me ha robado el mes de abril?” Abril es el mes de las letras peruanas: nacieron o fallecieron escritores, intelectuales o artistas de gran trascendencia, que legaron una vida ejemplar al servicio de la libertad, el arte y obras éditas que aún tienen la frescura de la primera edición, vigente ante el tiempo (juez todopoderoso) y la preferencia de los lectores. El 15 de abril es el Día del Poeta Peruano; el 23 Día del Idioma Castellano; la alusión es clarísima: el viernes 15 de abril de 1938 murió en París César Vallejo, nuestro más grande poeta peruano de proyección universal, que jamás mereció una mirada de la Academia Sueca que otorga el Premio Nobel; Miguel de Cervantes Saavedra murió el 23 de abril de 1616, autor del imperecedero, inmortal, pionero de la novela moderna, siglos antes que Gustavo Flaubert, Emilio Zola o Charles Dickens.
Desde 1931, gracias a la oportuna iniciativa de Augusto Tamayo Vargas, se celebra, durante abril, el mes de las letras peruanas, como homenaje a aquellos escritores que dejaron huellas indelebles, como tatuaje en la piel, en la literatura, la política, el ensayo, la historia y la narrativa. Este mes de abril es una oportunidad para leer poesía (ese lenguaje mágico que no te dice, sino sugiere con sutileza el misterio de la muerte, la maravilla de la vida, las locuras del corazón y el estoicismo del dolor humano), comprarse un libro y recordar a nuestros vates peruanos con admiración, gratitud y lectura. Si bien ellos ya no escuchan, no ven ni sonríen, pero, seguramente, allá en la estratósfera estarán felices de saber que aún se lee aquí en la Tierra Los heraldos negros, El Caballero Carmelo, Siete ensayos, El artista y la época de José Carlos Mariátegui, la poesía sucinta, compendiosa y simbólica de José María Eguren. Nació el 6 de abril Abraham Valdelomar; Flora Tristán, el 7; Francisco García Calderón, el 2; Carlos Oquendo de Amat, el 17. Murió César Vallejo el 15 de abril; José María Eguren, 19; Juan Gonzalo Rose, el 12; José Carlos Mariátegui, 16; Carlos Augusto Salaverry, el 9; José Watanabe, el 25; Pedro de Peralta y Barnuevo, el Doctor Océano, 30. Inca Garcilaso de la Vega nació el 12 de abril y falleció el 23.
Son inmortales aquí y donde sea: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, / la resaca de todo lo sufrido /
se empozara en el alma… ¡Yo no sé! / Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras / en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. / Serán talvez los potros de bárbaros Atilas; / o los heraldos negros que nos manda la Muerte.”; o “Esbelto, magro, musculoso y austero, su afilada cabeza roja era la de un hidalgo altivo, caballeroso, justiciero y prudente. Agallas bermejas, delgada cresta de encendido color, ojos vivos y redondos, mirada fiera y perdonadora, acerado pico agudo. La cola hacía un arco de plumas tornasoles, su cuerpo de color caramelo avanzaba en el pecho audaz y duro. Las piernas fuertes que estacas musulmanas y agudas defendían, cubiertas de escamas, parecían las de un armado caballero medieval.”; o “En el pasadizo nebuloso / cual mágico sueño de Estambul, / su perfil presenta destellos / la niña de la lámpara azul. / Ágil y risueña se insinúa, / y su llama seductora brilla, / tiembla en su cabello la garúa / de la playa de la maravilla.”
El 5 de abril de 2019 murió Julio Cotler, ligado al Instituto de Estudios Peruanos, notable científico social, sociólogo, antropólogo de gran prestigio intelectual, posiciones políticas claras y decentes, cuyos análisis sobre el devenir de la historia del Perú fueron certeros, infatigable impulsor de la construcción de argumentos y un proyecto nacional de integración, desarrollo sostenible basado en el fortalecimiento de la democracia y la institucionalidad. El 12 de abril habría cumplido 87 años. El 26 de abril de 1950 nació en Lima el Faraón de la Cumbia, Lorenzo Quispe Palacios, Chacalón, cantante popular de música chicha, con La Nueva Crema, que hacía delirar a multitudes que bajaban de los cerros de Lima a la carpa Grau donde se bebía sin límites, se bailaba con sentimiento provinciano, contorsionándose, con los dedos índices simulando cuchillos y se peleaba como en la arena del circo romano.
Todo el Perú, en las escuelas, institutos y universidades, instituciones públicas y privadas, deberíamos estar leyendo la poesía de Vallejo, José Watanabe, Juan Gonzalo Rose, Carlos Augusto Salaverry y José María Eguren, los cuentos de Abraham Valdelomar, releyendo los ensayos de Mariátegui. En este mes de abril, como una muestra de homenaje y gratitud, visitemos una liberaría para comprar un libro de literatura, asistamos a una biblioteca para leer un libro sin costo alguno. Vallejo, Valdelomar, Mariátegui y Eguren tienen un lugar en la historia del Perú. Nosotros, ciudadanos honorables, trabajadores honrados y ejemplares, pasaremos por este mundo como una estrella fugaz. Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega vivirán eternamente.