La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) ha publicado un alarmante informe que indica un 93,42% de posibilidades de que 2023 supere a 2016 como el año más caluroso jamás registrado. Este pronóstico casi duplica la estimación anterior y subraya la gravedad del cambio climático.
La tendencia al calentamiento global se ha manifestado con mayor intensidad desde la primavera del hemisferio norte, culminando en un julio que registró las temperaturas más altas en 125.000 años. La NOAA reportó que el verano en el hemisferio norte fue el más caluroso en 174 años de registros, superando por 0,24 grados Celsius el récord anterior y excediendo en 1,15 grados Celsius el promedio del siglo XX.
El fenómeno de El Niño, que generalmente impulsa el calentamiento global, se anticipaba para 2024, pero su aparición en junio de este año ha acelerado el proceso. Aunque El Niño contribuyó a las altas temperaturas de 2016, el patrón de calentamiento de 2023 es inusual, con un incremento notable a partir de junio.
Este aumento de temperaturas no solo se limita al epicentro de El Niño en el Pacífico, sino que también se extiende a otros océanos. En el Atlántico, el calor ha causado blanqueamiento de corales en Florida y ha intensificado los huracanes, mientras que en la Antártida, el hielo marino ha alcanzado mínimos récord durante el invierno del hemisferio sur.
El informe de la NOAA y el análisis de Berkeley Earth, que estima más de un 99% de posibilidades de que 2023 sea el año más caluroso, destacan la urgente necesidad de abordar el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La situación actual no solo es una advertencia sobre las tendencias climáticas actuales, sino también un llamado a la acción global para mitigar las consecuencias futuras del calentamiento global.